viernes, 8 de febrero de 2008

Todo el Ruta se llenó de Él

Y es que sólo los espejos quieren su reflejo esconder....
por Maco

No me enteré hasta que mi amigo Yao me dejó un mensaje.

No supe qué hacer, sólo sentí tristeza. Soy miedosa, y en mi cabeza sólo pensaba como que no era cierto. Es también amigo de Erosgod, y él también dejó un mensaje días después. Sentí miedo y ahora culpa, pues Él, que cambió de estado material a inmortal, me decía en algunos mensajes que avisara cuando visitara la Ciudad de los Palacios.

Yo sabía dónde buscar. No lo hice, y no hay justificación alguna.

La culpa me invadió. Me hice chiquita cuando lo confirmé en La Jornada. Me alejé de ver sus viñetas. Lo último que vi, al revisar rapidito la última de ellas, fue la de una maestra (supuse que era una) parecida a alguna que hemos tenido todos en la vida escolar. Resolví el problema de álgebra de rapidito, porque siempre presumo de mi habilidad con números y mis escasos dones con las letras (por ello, un día en la viñeta de los palíndromos, le decía que lo mío, lo mío, eran los números capicúas; me pidió que se lo explicase en un mensaje de correo, y así fue; la plástica me gusta y más la música, y es bien chingón cuando encuentras arte en la red).

Su gráfica y su música se hace a mi ánimo, cuando juega con sus creaciones. Y de momento me pone a pensar y de repente me saca una sonrisa. Soy una metida y por eso me gusta leer, ver y escuchar. Cuando estuvo mal y tuvieron que operarlo, por igual me preocupé, dejándole siempre buena vibra cuando tenía chancecito de conectarme a esta spider web.

Ciertamente, esa culpa me hizo ir a verlo y conocerlo personalmente en persona la noche del viernes 18, en donde todo el Ruta 61 se llenó de Él. Llegué algo tarde, por el viaje que tuve que hacer, pero a tiempo para escucharlo a través de la música que le gusta.

El lugar estaba lleno de su familia, sus hermanos y sus amigos, así que sólo me brindó un pequeño rincón en las escaleras y cerca de la barra para recargar el vaso de mis manos. Había leído la atenta invitación al evento eucarístico en el blog de su gemelo. También leí los mensajes de las personas que lo aman, lo quieren y lo estiman...

Esa culpa que me invadía no me dio valor para decir algo, sólo quería disculparme con Él personalmente. Y creo que esa noche nos hizo saber, a todos los que estuvimos ahí, que estábamos con Él. Muestra tan bella de cariño y arte no hay igual.

Buen momento para conocer la casa del blues, estrechar la mano de Erosgod, saludar de lejos a la bella doctora Monik y reconocer en carne y hueso a la gente del Ruta 61 de quienes leía y veía en las bitácoras de Él y de su hermano.

Su hermano Agustín cantó a lado de Las Señoritas de Aviñón y Vieja Estación (ya había escuchado antes a la segunda, gracias a un amigo que compró su disco en el bar). Vieja se deleitó y nos deleitó al tocar canciones de los Rolling Stones y una que otra propia. Pero todo el lugar se iluminó cuando surgió Wichily McCoy de los instrumentos y de la voz del Polaco (cantante de Vieja Estación). Era el el poema escrito para Él por su hermano gemelo, y fue esa conversión de letras a música que llenaron mis oídos bajo un fondo que supongo era I just waiting on a friend*, y aún sigo repitiéndolas en la cabeza: No me puedes hacer esto, tú...

A continuación, se despidió esa noche la Sagrada Familia con la Familia Real, acompañada de Octavio Herrero y Vieja Estación: No me importa le cantaron a Él.





Acompañada de un buen sabor de oídos y llena de cierta tranquilidad, salí del bar, agradecida con el artista, el buen Tlacuiloco como lo conocí virtualmente un buen día en la red.

No me ha tocado conocer completamente su creación musical de Las Moscas de Metepec, pero el de Mamá-Z sí, no en su tiempo pero sí estos últimos años. Creo que la personalidad que refleja en lo que escribía, dibujaba… creaba, es muestra de su propia personalidad y sinceridad. Llena la eternidad contigo, Gerardo María Aguilar Tagle.

*No hemos querido corregir la confusión de Maco acerca de la canción de los Stones citada en Wichily McCoy, pues hay en dicho error un hermoso acto de fe y de esperanza (esperar al amigo, porque sabemos que regresará). Este Museo promete a la humanidad que Nuestro Señor Gerardo regresará en cuerpo y alma a habitar entre nosotros. Mientras, recordemos que su espíritu nos acompaña cada vez que dos o más nos reunimos en su nombre.

1 Comentarios:

Blogger JC dijo...

Días después, querida Maco, por mi hermano Agustín me enteré de tu larga y emotiva peregrinación.
Al empezar la liturgia, yo ocupaba ese rinconcito, junto a las escaleras y seguramente fue Él el que me dijo "¡Guacha bato, ahuecándole!, que este es el púlpito de Maco."
Ese, lo habrás constatado, es uno de los mejores palcos de la catedral.
Te manda un agradecido saludo, "El octavo día"

26 de febrero de 2008, 8:07 p.m.  

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